Porque todos los hombres NO SON IGUALES


Leo la noticia de la impresionante recuperación de la congresista Gabrielle Giffords, tiroteada en la cabeza mientras participaba en un acto público en enero de este año. Aquel baño de sangre se saldó con una docena de muertos, entre ellos una niña pequeña. Nadie apostaba por Giffords, que fue ingresada con munición alojada en el hemisferio izquierdo de su cerebro. 

A las pocas horas, el neurocirujano que la operó se mostraba muy optimista acerca de su recuperación, aunque advirtió que el camino sería largo, duro y no muy rápido. Hoy Giffords ha comparecido en su casa para explicar por sí misma cómo ha vivido toda esta andadura.

El emotivo reportaje se ilustra con imágenes de su recuperación, una iniciativa fantástica por parte de la familia, que ha querido registrar todo el proceso por si ella alguna vez quiere revivirlo.

Lloro de alegría porque esta mujer brillante en su carrera profesional ha demostrado que también lo es en su vida personal. Ha demostrado que con tesón, esfuerzo y ganas de vivir y de luchar hay muy pocas cosas imposibles y eso me da fuerzas y esperanza, mucha esperanza.

Pero también lloro de alegría porque al lado de Giffords está su marido, un astronauta llamado Mark Kelly que estuvo a punto de renunciar a comandar la última misión del Endeavour por permanecer a su lado y que finalmente se fue al espacio animado por la familia de la congresista.

Desde más allá de la estratosfera, Kelly mandó mensajes de amor a su mujer cada vez que tenía la oportunidad de contactar con la Tierra. Recortó papeles para formar letras, palabras, frases… llenas de dulzura para ella y ahora la mira como si no existiera nadie más mientras alaba su tesón para aprender de nuevo a hablar, para ponerse en pie y para superar los momentos duros en los que no podía recurrir a las capacidades que un día la hicieron brillar en el mundo de la política.

Ella agradece el apoyo de su marido y yo desde aquí, y aunque parezca que no tiene nada que ver, doy las gracias porque su ejemplo me sirve para reafirmarme en mi idea de que a pesar de todo y de todos los malvados, tengo razón cuando digo que NO TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES.

Va por todos estos hombres que aman sin reservas, porque ellos hacen que creer en el amor tenga sentido, al menos para mí

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