Un gilipollas esférico

Un gilipollas esférico es un gilipollas perfecto, un gilipollas integral, un gilipollas se mire por donde se mire.

Aunque dicho así puede parecer que conocemos a muchos, en realidad, ser un gilipollas esférico no es nada fácil. Quizá por eso los gilipollas que aspiran a la gilipollez esférica ensayan, entrenan a innovan en esta senda para lograr su objetivo: convertirse en gilipollas perfectos, sin mácula.

Podrían entrenar para ser un poco menos gilipollas, pero no, ese es un gilipollas de palo, no lleva un gilipollas esférico en su interior.

Un gilipollas esférico es un gilipollas sin aristas. Nunca pierde ocasión de demostrarnos que lo es. Incluso cuando pensamos que ha alcanzado su máxima cota de gilipollez... va y nos sorprende con una superación de sí mismo.

Lo verdaderamente doloroso de todo esto es que estos gilipollas esféricos a menudo ahondan en la maldad para perfeccionarse y eso ya no es tan gracioso porque te chupan la energía que gastas en lidiar con ellos o mantenerlos lejos, porque te hacen daño gratuitamente, porque aunque esquives sus envites al final acaban por afectarte, porque condicionan tu manera de actuar y de pensar en la medida que te obligan a pensar en ellos, porque a fin de cuentas, acaban formando parte de tu tiempo.

Igual que sucede con los vampiros espirituales, hay que esforzarse en conocerlos para poder hacerles frente y evitar su influencia dañina.

Todos hemos tenido la mala suerte de conocer a un gilipollas esférico, pero pocos sabemos cómo escapar de ellos. Yo estoy en ello y aunque visto con perspectiva se podría decir que ha logrado grandes avances lo cierto es que me abruma lo que aún me queda por andar... y es entonces cuando me doy de cabezazos por no haberme dado cuenta de que cuanto entro en su juego, cuando me dejo atosigar por un gilipollas esférico no sólo estoy dejando que ganen terreno, que avancen en su camino... también yo me siento gilipollas... una gilipollas esférica.