A vueltas con la lactancia materna

He leído el reportaje sobre lactancia materna que publica el Magazine del diario El Mundo. Después de ver el texto y las fotografías no siento indignación, ni enfado. Siento una gran decepción como periodista y como mujer.


En la facultad me enseñaron a contrastar las noticias, en buscar muchos y variados testimonios (cuantos más mejor) y a tratar las noticias con la mayor objetividad posible, dentro de que ya me avisaron de que la objetividad plena es imposible. De ahí la importancia de no convertir en generalidad una simple anécdota o de no convertir en una corriente de pensamiento lo que opinan unas cuantas personas. En resumen, me enseñaron a equilibrar y ver cómo se ha presentado este reportaje me deja muy mal sabor de boca.


No voy a discutir aquí las ventajas médicas de la lactancia materna porque también tengo formación científica y médica y huelga enumerarlas otra vez y porque hay señores mucho más versados y más listos que yo que lo explican estupendamente.

Pero sí que quiero hacerme eco de lo que siento como mujer. Para desahogarme, para ordenarlo. Aviso que he cogido ideas de los muchos comentarios que, por suerte, he tenido oportunidad de leer en los foros que se han creado al respecto de este polémico reportaje...mmm... polémico... un término demasiadas veces presente en mi trabajo diario, y no siempre para bien.

La culpa no es del pecho


Soy una mujer trabajadora, como todas mis amigas que dan o han dado el pecho, como mi madre lo fue, como tantos cientos de miles de mujeres en España que lo dan, como tantos millones de mujeres en el mundo que dan el pecho.

He visto mi carrera ralentizada, pero no por dar el pecho. Mi carrera profesional no ha progresado por el mero hecho de ser madre, ni más ni menos. No me arrepiento ni un segundo ni tampoco me llamo a engaños o me extraño de lo sucedido, pero es una realidad que he constatado. Mi maternidad ha cambiado mi carrera, pero también mi vida vida, mi familia, mis valores,  mis prioridades, mi ocio... me ha cambiado a mi.

Y es así como debe ser y es así porque yo lo elegí, porque para mi, tener un hijo es una de las experiencias más maravillosas del mundo. Y es una de las experiencias más maravillosas del mundo para las madres que parimos, pero también para los padres que engendran y se implican en la crianza de sus pequeños. Ellos, los que viven su paternidad también ven afectada su vida, sus carreras y su ocio, porque también debe ser así y porque también lo eligieron así.

No demonizo a quienes eligen no tener hijos (siempre me ha parecido una estupidez eso de "recomiendo la maternidad a todo el mundo"), ni tampoco a las madres que no quieren dar el pecho. Actualmente, la maternidad, la lactancia y la manera de criar a los hijos son opciones mucho más abiertas que antaño.

Sin embargo, lo que no puedo admitir es que para defender uno y otro argumento se esgriman mentiras, falsedades y conspiraciones que no existen. Las mujeres estamos en un plano inferior por el hecho de ser madres. Los padres que se implican en el cuidado de los hijos también, aunque sean menos, pero también.

Y los perjudicados, no son sólo los niños


Si esta situación es injusta y lamentable, la solución no es atacar la lactancia ni renunciar a una carrera profesional por el hecho de tener hijos (y me refiero a padres y madres). La solución, es luchar contra lo que creemos injusto, contra lo que no permite que esta sociedad sea un ámbito agradable y deseable para criar a nuetros hijos, pero tampoco amigable para cuidar de nuestros mayores, para atender a los enfermos y para prestar un poco de atención a los menos favorecidos.

Quizá es un argumento ingenuo, naif o infantil, pero últimamente no paro de pensar que si ésta es la sociedad del bienestar... como diría aquel... que pare el mundo que yo me quiero bajar.

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